Trastorno de Personalidad

Redactado por Marta Trujillo,

¿Qué es un Trastorno de la Personalidad? 

Un trastorno de la personalidad es un tipo de trastorno mental, que se caracteriza por ser patrones de pensamiento, comportamiento, emociones poco saludables; suelen estar alejados de la cultura del sujeto. Estas conductas o comportamientos influyen en la vida del sujeto, afectando a sus habilidades sociales en mayor medida; pues engloban dificultades en el trabajo, en eventos sociales y carencias a la hora de percibir y relacionarse con los demás. 

Es probable que no percibas que padeces un trastorno de la personalidad, debido a que tu forma de actuar, relacionarte o pensar; parece ser totalmente común. 

Este tipo de trastornos suele detectarse en la adolescencia o adultez temprana. Existen multitud de trastornos de la personalidad y los podemos clasificar en tres grupos; A, B y C. 

En esta ocasión vamos a centrarnos en el clúster/grupo B; este grupo se caracteriza por ser excesivamente emotivos, mantener comportamientos o conductas dramáticas, impredecibles, amenazantes… Se incluye al trastorno de la personalidad antisocial, el histriónico, narcisista y el trastorno límite de la personalidad; trastorno en el cual nos centraremos. 

¿Qué es un Trastorno Límite de la Personalidad? 

Los criterios que debe cumplir una persona para ser diagnosticada con trastorno límite de la personalidad son los siguientes: 

Se caracterizan por tener un patrón predominante de inestabilidad en las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de impulsividad intensa. Se manifiesta por cinco o más de los siguientes criterios: 

Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado. No incluye el comportamiento suicida, ni conductas autolesivas. 

Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas, caracterizadas por una idealización de dichas relaciones. 

Alteración de la imagen personal. 

Impulsividad en dos o más áreas que son potencialmente autolesivas. Por ejemplo, conducta temeraria, drogas, atracones alimentarios, relaciones sexuales sin protección… Sin embargo, no incluye comportamiento suicida. 

Comportamiento, actitud o amenazas recurrentes de suicidio, o conductas autolesivas.

Inestabilidad afectiva, es decir cambios notables en el estado de ánimo. 

Sentimientos de vacío continuos. Temor intenso a estar solo o a ser abandonado.

Enfado inapropiado e intenso, o dificultad para controlar la ira. Por ejemplo, peleas frecuentes, enfados constantes…

Paranoia intermitente relacionada con el estrés, disociación…. 

Consejos para Familiares 

Tras recibir el diagnóstico, es común y normal que los miembros familiares, pasen por un torbellino de emociones, shock, rabia, tristeza… hasta que se acepte la nueva situación familiar. Es importante que la familia reciba psicoeducación para comprender, entender y conocer todos los síntomas de este trastorno. Deben saber en qué consiste para poder eliminar sus prejuicios y los del círculo más cercano al familiar. Además, de saber cómo actuar y cómo se manifiesta este trastorno. Cuanta mayor información, menor será la incertidumbre, el miedo y mejor ambiente familiar habrá. 

Algunos consejos para la convivencia con un familiar con TLP serían: 

– Buen ambiente familiar: tranquilo, mantener las rutinas familiares, comunicación entre todos los miembros.

– Ir con calma, ser paciente. 

– Disminuye tus expectativas: una meta a la vez; deben ser realistas y alcanzables – Gestión de las crisis: mantener la calma, escucha activa, evitar ponerse a la defensiva y validar las emociones, permite expresarlas. 

– Establecer límites: se debe ser directo pero claro, es decir, comentar aquello que se va a tolerar, no tolerar comportamientos abusivos, amenazas; no sobreproteger. 

– Establecer y cumplir las rutinas: esto puede ayudar a crear hábitos saludables que sean factores de prevención. 

– Afrontamiento de los problemas: involucra a tu familiar, preguntar lo que puede hacer, llegar acuerdos, aprender a cuándo es mejor retirarse y esperar a que se calme la situación…

– Escucha y comunicación constante: no negar sentimientos, comentar que ha molestado, asegurarse de que se comprende aquello que se comunica.

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